Lo veo moverse con dificultad, pero logra desbloquear su puerta. La abro rápidamente. Está débil; toco su frente y confirmo que tiene fiebre alta. Lo empujo con todas mis fuerzas hasta lograr que me deje espacio. Me subo a la camioneta y conduzco hasta la puerta de mi casa. Coloco su brazo sobre mis hombros y, con mucho esfuerzo, logro llevarlo dentro.

No me detengo en la sala, continúo con él directamente hasta mi cama. Lo dejo caer en ella; cae inconsciente. Le quito toda su ropa, dejándolo solo en bóxer. Busco toallas y un recipiente con agua fría, y comienzo a pasarla por su cuerpo. Le tomo la temperatura y veo que la fiebre ha bajado.

Busco una bata de baño e intento ponérsela, pero estoy demasiado agotada. Él es grande y pesado. Lo cubro con una sábana y me acuesto a su lado, quedándome dormida. Me despierto al sentir que se mueve. Al abrir los ojos, lo veo mirándome fij