EXTRA.
—Danna, esto no está bien —mis labios estaban rodando por el cuello delicado de ella—. Tengo que… Tengo que detenerme aquí y ahora.
Hable tan firme como pude, la mire a esos hermosos ojos y vi las lágrimas rodando por sus mejillas.
—¿Por qué me haces esto? ¿Por qué un día me ilusionas y al siguiente te vas? No es justo.
Dio varios pasos hacia atrás alejándose de mí y aunque mis manos temblaban para intentar detenerla, sabía que aquello no era correcto.
—No te hago nada, simplemente intento ser racional.
—Crees que eres racional, siempre te creíste superior, más inteligente, altivo en tu mirada y firme en tu andar, pero te conozco bien.
—No me conoces para nada, no tienes idea de…
—De lo cruel, monstruoso y frío que eres. Si, lo tengo claro, demasiado para mi gusto. Porque me duele cada cosa que haces, aunque lo que más me duele es que me creas estúpida e ingenua como para no darme cuenta que solamente has estado jugando conmigo.
Estaba llorando y yo quería limpiar esas lágrim