—¿Y tú? ¿Cómo empezaste en la organización de eventos?—, pregunta Zeky.
Sonrío. —Llevo planeando eventos desde tercer grado, y me enteré de que la madre de una niña de mi clase había olvidado su cumpleaños. Tenía lista una fiesta de cumpleaños para cuando volvimos de comer. Desde entonces me enganché. Me encanta ver cómo todo se organiza y ver a la gente celebrar. Me encanta elegir los colores, los lugares, las invitaciones, todo. Aunque, admito, este evento benéfico para el hospital me tiene al borde del pánico desde hace semanas—.
—Lo harás genial—, dice Herson. —Mira qué rápido y bien organizaste la boda. Ojalá te hubiéramos tenido para nuestras fiestas de inauguración—.
Me incorporo, llena de emoción. —No me digas esas cosas. Tendré un evento planeado antes de que amanezca—.
—Si abrimos una cuarta, eres nuestra chica—.
Nuestra chica. Un escalofrío violento me recorre al oír sus palabras. Y por cómo se oscurecen los ojos de Zeky y Herson se lame los labios, ambos lo notan.
—Creo qu