Horas más tarde…
Noa estacionó el auto afuera de la casa en Rosario, Grecia guardó su teléfono después de mandar un mensaje a Doris avisando que estaba fuera de la ciudad.
Ella bajó y al acercarse a la puerta de la casa junto con Noa escucharon el piano, él preguntó muy sonriente. “¿Es Ema?”.
Grecia emocionada por lo que escuchaba mencionó. “Mi pequeña siempre ha amado la música”.
Julia madrastra de Grecia les abrió la puerta, tenía una sonrisa que daba algo de miedo, era como si estuviera emocionada, pero a la vez perturbada. “¿Escuchas? ¡Es Ema!”. Exclamó rápidamente abandonándolos en la puerta para que entraran solos.
Caminaron por el recibidor hasta la sala mientras Julia no dejaba de parlotear. “¿Recuerdas a Lorena, mi vecina? Su cuñada se mudó a vivir con ella y casualmente es maestra de piano, Ema está encantada, ha progresado mucho y…”
Grecia escuchaba mientras caminaba por la habitación, ella no contenía la alegría que sentía al escuchar a Julia el progreso de su pequeña. Sin