Las chicas estaban calladas con miedo, se miraron entre sí, no sabían qué hacer, hasta que una valiente dijo. “No fue culpa de la entrenadora”.
Otra mencionó para defender a Grecia. “La señorita Jimena cambió la rutina”.
Arturo también entró y escuchó a las chicas defender a Grecia.
Emanuel no entendía porque su hermana cambió la rutina.
Grecia se sentía querida por todas y agradeció en el fondo. Giro a informandoles. “Salgan a apoyar al equipo en las bancas”.
Todas afirmaron y salieron, Doris se mordió el labio, pensaba si irse o quedarse, Grecia le dio una señal de que se fuera, Doris le dio una última mirada a Emanuel.
Arturo también salió encontrándose con Doris en la puerta. “¿Te vas a quedar aquí?” Le preguntó a la mujer.
Doris afirmó. “No puedo dejarla sola con esa bestia”.
Arturo le dijo burlonamente. “Mi amigo no es ninguna bestia”.
Doris se burló. “No lo conoces”.
Adentro en el vestidor, Emanuel se acercó a Grecia caminando despacio mientras la interrogaba. “¿Qué es