41. RESIDENCIA D’ALESSI
La sospecha y la paranoia empiezan a apoderarse de mí. Siento una mezcla de ansiedad y temor ante la idea de que nuestros planes hayan sido descubiertos. No puedo evitar preguntarme quién podría haberlo revelado y cuáles serían sus intenciones. Mientras avanzamos en el auto, me aferro a Gabriel en busca de consuelo y apoyo.
—Gabriel, ¿tienes alguna idea de lo que está sucediendo? —le pregunto ansiosa, buscando respuestas en su mirada. —¿Papá te dijo algo más?
—No, Eve. Tu papá solo me pidió que estuviera a tu lado y que todo se aclararía más adelante. No tenemos más información por ahora —responde Gabriel, con una expresión de preocupación en su rostro.
—Todo esto es tan extraño y confuso —suspiro, sintiendo la tensión acumulada en mi cuerpo.
Gabriel coloca una mano reconfortante en mi hombro y me mira con ternura, tratando de calmar mi nerviosismo y miedo.
—No debes preocuparte, Eve. Debemos mantener la calma, especialmente por nuestro bebé. Todo esto le afecta también.
Asiento co