Salvatore, asustado al escuchar a su padre, le pide a Filipo que dé la vuelta inmediatamente para ir a salvar a su hermana. Filipo lo mira y acelera aún más hasta llegar al negocio, donde ven a Colombo mirándolos intrigado.
— ¿Dónde van, sobrinos, con tanta prisa? —pregunta Colombo mientras se acerca.
— Me llamaron desde la seguridad de la casa del tío Rossi, están siendo atacados. ¡Evelin y Gabriel están allí, tío! —grita Salvatore asustado.
— ¡¿Pero por qué no empezaste por ahí, Filipo?! —pregunta Colombo enardecido, saca su teléfono y llama a sus hombres.
— Diríjanse a la casa del doctor Rossi, hay un tiroteo en este momento. Procuren que no les pase nada a nadie —ordena.
— Sí, señor, lo sabemos. Estamos llegando —le contestan para su sorpresa.
— ¿Por qué nadie me avisó? —pregunta Colombo.
— No lo sé, señor, pero Renart nos llamó para que fuéramos —sigue informando el subordinado de Colombo—. Dijo que están encerrados dentro de la casa, que el sistema de seguridad falló y los dejó