La señora Evans

Lisandro, a pesar del estrés y ese fuerte dolor de cabeza, le cumplió a Caroline con ir a cuidar a los niños, y de hecho, fue lo mejor porque el tiempo compartido con sus hijos le hizo despejar la mente. Sin embargo, al quedarse sus hijos dormidos, la soledad lo azota, y más sin saber lo que le espera el día de mañana.

—Caroline… no sé qué hacer, siento que te necesito en mi vida, pero a la vez siento que no podré ser así, me dejarás, te olvidarás de mí ahora que estás con Parker. ¡Joder, me confundes! ¡Vuelves mi mundo de cabeza con tu rechazo, luego me vuelves a buscar y no sé qué pensar! ¡Joder, maldita sea mi mente que no quiere recordar todo aunque yo lo deseo—. Suelta un largo suspiro.

Al día siguiente es un día lleno de tensión. Los tres accionistas deben hacer presencia en la reunión del museo del arte. Lisandro está dispuesto a hacer bien su trabajo para remediar sus errores. Después de todo, depende de ese trabajo mientras que Bastian aparezca para que le diga dónde está est
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