Diego y yo salimos de la academia y nos dirigimos a un cafΓ© cercano para relajarnos despuΓ©s del ensayo. La tarde estaba fresca y agradable, y el ambiente del cafΓ© era acogedor. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde podΓamos ver la calle llena de vida.
βMe alegra que hayas venido al ensayo βdije, sonriendo a Diego mientras tomΓ‘bamos asientoβ. Tu presencia me dio mucha confianza.
Diego sonriΓ³ y tomΓ³ un sorbo de su cafΓ©.
βMe alegra escuchar eso. DisfrutΓ© mucho viΓ©ndote tocar. Eres increΓble, SofΓa.
SentΓ un rubor en mis mejillas y bajΓ© la mirada, agradecida por sus palabras.
βGracias, Diego. Significa mucho para mΓ.
Pasamos un rato conversando sobre la mΓΊsica y nuestros planes para el futuro. Diego me contΓ³ sobre algunos proyectos en los que estaba trabajando, y yo le hablΓ© de mis expectativas para la temporada con la orquesta. Su entusiasmo y apoyo me hacΓan sentir mΓ‘s segura y motivada.
De repente, Diego cambiΓ³ de tema, su expresiΓ³n se volviΓ³ un poco mΓ‘s seria.
βSofΓ