53. En el infierno
Con un dolor profundo de cabeza Azucena parece despertar de un profundo sueño, desorientada todavía, pero rígida en su lugar, con una furia arrebatada que la enrojece. Su corazón late a mil por hora, sus ojos echan fuego.
Intenta abalanzarse hacia Marlene una vez más.
—¡Desgraciada! ¡Fuiste tú! —logra agarrarla del cabello, y junto a ella cae al piso lanzando golpe tras otro—. ¡Tú eres la culpable!
—¡Azucena! —Altagracia se interpone entre ella y Marlene, llevándola hacia atrás.
—¿¡Qué estás diciendo?! ¡Suéltame! —grita Marlene expeliendo puro terror e incredulidad—. ¡Suéltame!
—¡Voy a matarte! —Azucena lanza pataleos sin notar que Gerardo la empuja hacia atrás, finalmente separándola de Marlene. Intenta acercarse otra vez, enervada, hirviendo de la ira—. ¡Voy a matarte!
—Azucena, tranquilízate. ¿Qué estás haciendo? —Roberto la busca con la mirada, preocupado por sus actos.
—¡Ella es! ¡Fue ella! ¡Ella causó todo esto! ¡Ella me hizo esto! —Azucena la señala sin piedad—. ¡Lo recuerdo to