Evelia
Me siento furiosa con la actitud de Oliver, se suponía que esto sería sencillo, le estoy dejando todo en bandeja de plata, y simplemente me complica todo.
¿Para que quiere que me quede aquí? ¿Quiere torturarme al verlo con mi propia hermana?
— ¡Ayuda!— Grito desesperada, con la ilusión de ser escuchada por alguien que pueda sacarme de aquí.
“De nuevo encerrada” dice mi conciencia “De nuevo prisionera”
— ¡Sáquenme de aquí! — suplico de manera constante.
— Señora Geacoman— La voz de Ana llega desde el otro lado de la puerta insegura y tímida.
Escucharla me llena de ilusión, podré salir de aquí e irme finalmente.
— Si, Ana soy yo… La puerta está cerrada por fuera necesito que me abras por favor.
— Yo… yo no puedo — Se queda en silencio un momento y parte de mí se pone alerta, tal vez quiera irse y dejarme aquí.
— Ana…
— Déjeme ir por Leonardo, tal vez él pueda ayudarla.
Respiro con tranquilidad. Momentos después escucho pasos acelerados y más pesados, vienen a sacarme de aquí.
Es