SARA OLMEDO.
Esperaba que hoy fuera el día en el que Oliver Geacoman finalmente viniera a trabajar, ya estoy cansada de no poder estar con él y disfrutar su compañía, es que Oliver no solo es un hombre poderoso, sexy y atento sino que también tiene mucho dinero, cosa que deseo tener yo también.
Entro a la recepción y Elisa me llama de inmediato.
— Señorita Olmedo, buenos días, disculpe, para informarle que el señor Geacoman ya está en su oficina.
— ¿Cuál de los dos?— pregunto sin responder el saludo, estoy desesperada, «me disgusta que se refieran a Oliver de la misma manera que al viejito de su abuelo, así me obligan a preguntar específicamente y eso demuestra mi interés ante los demás por Oliver yo quiero ser discreta por el momento.» pienso .
— El señor Oliver Geacoman —me dice la recepcionista, asiento feliz aunque lo disimulo, hoy he venido preparada con un atuendo que lo va a hacer desear parar el tiempo.
Continúo de manera firme y elegante al elevador pero Elisa vuelve a llam