Capítulo 86 – La justicia de la ley
El sonido de los grilletes resonó en la fría habitación del club de Ricci, mientras Gabriel sostenía a Isabela con fuerza, como si el mundo entero pudiera desmoronarse en cualquier momento. Isabela, aún temblorosa, se aferraba a su esposo con la esperanza de que todo lo que acababa de suceder fuera solo una pesadilla. Pero no lo era. Vincenzo estaba en el suelo, inmovilizado, sus ojos llenos de furia y odio. Gabriel lo miraba con una mezcla de desprecio y alivio.
-Esto no ha terminado, Gabriel. No lo olvides -dijo Vincenzo, con una sonrisa tensa, como si aún creyera que tenía algo de poder.
Gabriel se agachó, se acercó a su rostro y lo miró fijamente, con la ira quemándole por dentro.
-No me importa lo que digas, Vincenzo. Ya no tienes poder. Has cruzado la línea -le respondió con firmeza. -Este es el final de tu reinado.
Pero fue Daniel quien dio el siguiente paso, quien, con calma, se acercó a Vincenzo. A pesar de la violencia de la situación, él