Capítulo 57 – El precio de la libertad
El sonido del portón metálico resonó con un eco pesado mientras Gabriel Montenegro cruzaba la salida de la prisión. El aire frío de la madrugada lo golpeó con fuerza, un contraste casi brutal con la sensación de libertad que lo envolvía. Pero nada, absolutamente nada, podía compararse con la imagen de Isabela allí, esperándolo, de pie junto a Daniel.
Isabela estaba tan hermosa como siempre, su cabello ondeando suavemente con la brisa nocturna, pero en sus ojos azules se reflejaban sentimientos encontrados: alivio y tensión, como si estuviera atrapada entre dos mundos que no podía controlar.
Gabriel no perdió tiempo. Avanzó hacia ella con pasos firmes y decididos, y en cuanto estuvo cerca, la tomó entre sus brazos con una necesidad feroz, como si temiera que se desvaneciera de nuevo. Sentirla tan cerca, tan real, fue lo único que realmente lo mantenía en pie.
-Estás libre... -susurró Isabela contra su pecho, sus palabras envueltas en una mezcla de