Arrojando su cuerpo en el barranco más lejano después de haber sido su mejor amiga y esposo quienes tuvieron la intención de terminar con su vida y con la del bebé en su vientre. Creyéndola muerta, Rosario y Gonzalo contrajeron matrimonio mientras un milagro sucedió para Victoria. Seis años después aparece la oportunidad de vengarse en un hombre. Ricardo Marín "Hijo de Hades", como lo conocen en el bajo mundo de la mafia. Él solo buscaba una traductora a la que le pudiera comprar el silencio para que no fuera a decir a la policía sobre su nuevo trato con los franceses sin saber que en Victoria iba a encontrar más que eso. Alguien que buscaba venganza. ¡Increíble lo pequeño que el mundo puede ser! ¿Qué pasará cuando Victoria sepa que en las venas del hombre que más ama corre la misma sangre de quien la mató en vida? ¿Qué sucederá el día cuando sepa que aquel mejor amigo de su hijo es más que eso? ¿Logrará su hijo perdonar a su madre al saber sobre la venganza en contra de su padre y su hermanastro? Encrucijada entre dos amores; un hombre delincuente y un hombre perteneciente a la DEA. ¿Será capaz Victoria de olvidar su amor por Ricardo y entregarlo a la DEA cuando descubra la verdad?
Ler maisMucho se habla de esperar el momento perfecto para que ciertas cosas sucedan, mucho se habla de la intención de esperar por aquel momento cuando la realidad es; ¿por qué no hacer nosotros el momento perfecto?
Eso era justamente lo que le estaba pasando a Victoria, la señora Victoria, la esposa del gran CEO de la compañía de la familia Bracamontes, el mismo que lo acababa de heredar todo.
Siempre esperando el mejor momento para ir, siempre queriendo que fuera la ilusión más grande para que al final, tomara su bolso cualquier día de la semana y fuera hasta ese lugar donde sus dudas estaban siendo despejadas en ese momento.
— ¿Está seguro de eso, doctor? —preguntó la señora, esposa de Gonzalo Bracamontes.
El doctor sonrió al ver la felicidad impresa en el rostro de su paciente. Tres años se habían ido para que finalmente pudiera recibir aquella respuesta por la que había esperado tanto tiempo.
—No podría estar más seguro, señora de Bracamontes.
Una lágrima de felicidad nació desde el fondo de ella. Tres años esperando por aquella noticia, ni siquiera podía imaginar cómo recibiría la noticia su esposo.
—Usted está embarazada y de eso no hay más dudas, señora, los estudios no mienten.
— ¡No lo puedo creer, doctor, ¿sabe cuánto tiempo he esperado por este momento?!
—Felicidades, señora, usted va a ser mamá por primera vez.
Sin poder contener la felicidad que estaba sintiendo en el fondo de su corazón, la señora Victoria corrió al doctor y lo abrazó como pocas veces abraza a alguien. Su sueño se había hecho realidad.
— ¡Muchas gracias, doctor, muchas gracias, no sabe la felicidad que ha traído a mí después de tanto tiempo de intentarlo!
—Le dije que ninguno de los tratamientos sería sencillo y aun así, lo hemos logrado.
—No puedo imaginar la cara de mi esposo cuando se lo diga, después de tres años, nuestro sueño se hace realidad —dijo Victoria tomando los papeles del escritorio del doctor y su bolsa para después, volver a agradecer como solo ella lo haría en ese momento. — ¡Muchas gracias, doctor, no hay manera en que le pueda pagar esta felicidad que estoy sintiendo!
Y sin decir nada más, la señora de Bracamontes salió del consultorio del doctor dispuesta a correr a los brazos de su esposo y darle la buena nueva.
Bastó salir del hospital en el muchas veces había entrado para darse cuenta que no había día en su vida tan hermoso como aquel que se pintaba frente a ella. Todo parecía ser diferente, el cálido viento acariciando su rostro, las personas sonriendo que parecían compartir su felicidad, los pájarillos volando de un lugar a otro, tantos tratamientos, tantas idas a ese hospital, tantas lágrimas derramadas y al final, todo eso había valido la pena, ella estaba embarazada, un hijo estaba esperando de la familia Bracamontes y ahora, un heredero llevaba en su vientre porque sabía que Dios sería generosa con ella y le daría un hijo varón, justo lo que la familia y lo que Gonzalo Bracamontes hubiera querido para permitir la prolongación de la familia.
Las lágrimas de alegría caían de sus ojos, y de esa manera tomó camino hacia donde su esposo debía de estar esperando por ella.
¿Cuán caro se pagaba el dolor de la traición? ¿Cuánto tiempo hasta que el karma llegara? Pero sobre todo, ¿por cuánto más esa mentira iba a seguir oculta?
Riendo mientras juntaban sus manos de manera estúpida pasaban el tiempo.
— ¡Te lo dije, mi mano es mucho más pequeña que la tuya! —Dijo la mujer de cabello negro mientras con su mano izquierda, sostenía la sábana blanca que cubría su cuerpo desnudo.
Gonzalo rió sin dejar de juguetear con ella.
—Era de esperarse, una mujer delicada como tú debe tener las manos pequeñas, muy pequeñas —dijo Gonzalo mientras volvía a acercarse a ella queriendo besarla tanto como deseara.
—Gonzalo, espera, tu esposa está por llegar —se quejó la mujer. —Espera, ya, ha sido mucho tiempo, sé que ella va a llegar en cualquier momento —continuó diciendo la mujer al mismo tiempo que no paraba de reír debido a la manera en que él estaba jugando con ella entre las sábanas blancas de la misma cama con la que había compartido con su esposa por más de tres años.
¿Cómo entender el afán de las personas por llegar a dañar eso que más se quiere en un principio? A la misma persona a las que se le jura amor eterno, ¿cómo llegar a entender y sobre todo, ¿cómo llegar a disculpar el daño?
— ¡Gonzalo, ya, basta, es suficiente!
—Solo un minuto más, te juro que te voy a dejar ir después de esto. Lo prometo, Rosario. —Dijo el hombre mientras besaba el cuello de la mujer que tenía entre sus brazos y que era la misma que había tenido en ese lugar, de la misma manera por más de seis meses.
Rosario, ese nombre siempre iba a resonar en alguien más, en alguien que había encontrado una amiga en ella.
Sintiendo volar, sintiendo que la vida comenzaba en ese mismo momento en que a ella le habían dado una de las mejores noticias, una noticia que sabía que iba a cambiar la vida de todos los que estuvieron rezando, deseando y pidiéndole a las estrellas aquel mismo deseo que ella pedía cada noche, Victoria se mantenía corriendo de un lugar a otro, queriendo llegar de esa manera a su casa, no estaba en sus intenciones llamarle al chofer de su esposo cuando quería gritarle a todo el mundo que iba ser madre, la mejor madre que haya existido en la tierra. Una lección aprendida.
Nunca iba a olvidar las incontables veces que había ido al hospital solo para tener llevar a casa la esperanza de que algún día ese momento iba a llegar. Tratamiento tras tratamiento, esperanza tras esperanza que al final, no resultaban ser más que esperanzas rotas. Ahora ella tenía la certeza de lo que siempre deseo. Iba a ser madre y era lo que más le importaba en ese momento, saber que el mundo podía disfrutar con ella de esa gran noticia. No podía imaginar la cara de su esposo al que ella le dijera que iban a ser padres después de tanto tiempo. Un tiempo en el que él ya se había cansado de que su esposa no pudiera tener hijos, finalmente las discusiones entre ellos estaban a punto de terminar, en el vientre de Victoria ya vivía aquel que iba a ser heredero de todo eso que poseía Gonzalo.
Finalmente iban a ser capaces de vivir una vida feliz. Una nueva vida ya se podía ver lejanamente, una nueva vida estaba esperando por ellos.
No podía imaginar la felicidad de su esposo, de los padres de su esposo, la madre de la misma Victoria y el padrastro de ella pero más que todos ellos, la felicidad de su querida amiga, la misma que había sido como una hermana para ella. Su nombre era Rosario, la linda Rosario que nunca la había dejado sola pasara lo que pasara.
PARTE SEIS: UN ÚLTIMO MOVIMIENTO CAPÍTULO SEIS —Richard, lo que yo te tengo que decir puede ser un poco difícil, eres mi amigo, mi mejor amigo y es por eso que pretendo decirte esto a ti.Richard la miró, ya sabía por el tono en su voz que lo que ella estaba a punto de decir no era algo que le fuera agradar o que le fuera a molestar sino algo que lo iba a dañar.—Dime, Victoria para eso son los amigos, ¿no? —dijo él y es que hasta ese momento Victoria no había entendido que Richard no le quería como una amiga sino como algo más.—Sí, quizá tienes razón, para eso son los amigos, para apoyarse, para entenderse Y seguramente uno no podrá sentirse mal por la nueva vida que le espera al otro, ¿verdad?Richard no dijo nada, ni siquiera cambió un poco el gesto en su rostro, fuera lo que fuera ya lo esperaba.— ¿Qué sucede? Habla ya.—Richard, todo lo que quiero decirte es que me voy del país.— ¿Qué? —preguntó Richard al momento, la verdad es que no podía creerlo, no podía creer en las pal
PARTE SEIS: UN ÚLTIMO MOVIMIENTO CAPÍTULO CINCOSeis años se habían ido sin prisa, 6 años más que se añadían a su vida sin que él hubiera logrado encontrar a las personas que tanto daño le hicieron, 6 años seguirían pasando y, ¿qué decir de eso? Al final Richard no había logrado encontrar nada ni siquiera, una pista ni siquiera el nombre de los verdaderos mafiosos y los que estaban detrás de tantos crímenes, tanta gente que mataba por aquella mercancía que ellos traían como si nada, como si se tratara solo de un medicamento que alegraba la vida de aquellos que solo habían conocido a la tristeza, y después estaba él que simplemente le había tocado vivir en aquel mundo después de haber cometido uno de sus más grandes errores y aún así no se arrepentía. Se dice que el tiempo no pasaba en vano y eso ya lo había comprobado Richard, entre los días que más solo se sentía y aunque más se sumergía en su trabajo y aunque pensaba que este era todo lo que podía absorber su vida se daba cuenta q
PARTE SEIS: UN ÚLTIMO MOVIMIENTO CAPÍTULO CUATRO Si tan solo Ricardo se hubiera dado cuenta que él no era el único despertado pues de un momento a otro sintió extrañar mucho a su hijo, tanto que no pudo dormir en tan solo ese minuto que fue en el mismo que Ricardo se levantó sin decir nada sin siquiera acercarse y ver si en verdad estaba dormida, algo que realmente lastimó a Verónica. Ricardo, a pesar de ser la persona más linda del mundo había algo de él que no le gustaba, que mantenía en secreto y que era justamente lo que los iba a terminar de separar algún día. Entonces Verónica se levantó, por la ventana pudo ver lo mismo que Ricardo había visto hace unos minutos atrás, la luz de la luna era todo lo que alumbraba en esa habitación, sentada en su cama se mantuvo pensando en su hijo, el mismo que no había visto en algunos meses, el mismo que extrañaba mucho. Lamentablemente las cosas tuvieron que ser así y ahora que ella estaba lista para dar el siguiente paso, no iba a tardar m
PARTE SEIS: UN ÚLTIMO MOVIMIENTO CAPÍTULO TRES Seis años se habían ido de la misma manera. Era fácil decirlo, seis años que no hacían más que el conteo de una vida entera. ¿Qué podíamos decir de Rosario? La misma mujer que había conquistado tanto territorio alrededor del mundo. Y si antes se le podía describir como una mujer que no sentía nada, que no tenía sentimientos, que la vida no era más que la oportunidad de venir y aplastar y pasar por encima de quien ella quisiera, ahora podíamos decir que el tiempo solo se había encargado de convertirla en una mujer despiadada. Una mujer que pasaba y cortaba cabezas sin importar nada más.Habiendo disfrutado de aquella noche como casi siempre lo hacía en las manos de aquel hombre que había conocido en su camino, Rosario se recargó en el cabecera de la cama mientras cubría su pecho con la sábanas blancas de la cama. Una sonrisa estaba en su rostro pero no del tipo de sonrisa que daría una mujer que es plenamente feliz sino una mujer que sim
PARTE SEIS: UN ÚLTIMO MOVIMIENTOCAPÍTULO DOS En un país muy diferente estaba aquella otra mujer que había perdido noción del tiempo por cada vez que se sentía más cerca del corazón de una persona que no pensó que pudiera amar después de tanto tiempo. Fue de esa manera en que ella logró enamorarse una segunda vez de un hombre que lo tenía todo, incluido el poder. Se habían casado, importaba más importaba menos si era por un contrato, habían estado juntos noches enteras, Ricardo ya no iba a ser el mismo después de tanto que ella le ofrecía. Un amor que no pensó que podía encontrar en ella ni en ninguna otra mujer.Aunque no todo podía ser perfecto había cosas que él seguía ocultando de ella y había una madre que seguía sufriendo por la decisión que había tomado aquel hijo al que no podía acercarse u decirle que era su hijo, de esa manera lo iba a poner en peligro, iba a hacer que el mundo se revelara contra un hombre que no había tenido la culpa de nada, de ninguna de las decisiones q
PARTE SEIS: UN ÚLTIMO MOVIMIENTOCAPÍTULO UNO Pensando en todo lo que había pasado. En la manera en la que había sido tratada por esos hombres y sobre todo, en lo que le había dado como condición para que ella pudiera comenzar a pavimentar el camino que la llevaría hasta la cima. Todo lo que necesitaba era sentir un poco de poder en sus manos.Pero por otro lado sabía perfectamente que estaba su hijo. Aquel niño que podía sufrir todas las consecuencias de las acciones de su madre si no sabía moverse en aquel campo. Tenía que pensar claramente lo que iba a hace, tenía que pensar la realidad de lo que eso podía significar en su vida. Su hijo, sobre todas las cosas estaba su hijo.En ese momento en que más pensaba en él fue cuando en su puerta dos toques.— ¿Quién? —Dijo ella un poco molesta.—Soy yo, Ricardo, ¿puedo entrar?— ¿Qué quieres, Ricardo?Sin permiso alguno, Ricardo entró en la habitación de su invitada. Ahí estaba Verónica frente a él hecha casi un desastre. En sus ojos
Último capítulo