Cuando Manolo reaccionó, corrió de inmediato tras aquella figura.
Pero después de unos pocos pasos, el agresor había desaparecido, así que tuvo que desistir. Rápidamente regresó junto a Nora para comprobar si estaba herida.
— ¿Estás bien? ¿Te lastimó?
Nora mantenía la cabeza agachada sin decir palabra, limpiándose obstinadamente la suciedad de la cara.
— No es nada, no tiene importancia. Al menos fue un huevo y no una piedra, o habría quedado desfigurada.
Manolo podía ver que Nora estaba fingiendo fortaleza.
Pero viéndola esforzarse tanto por aparentar indiferencia, prefirió no comentar nada.
En realidad, desde ayer lo había sospechado. Algunas personas podrían dirigir su rabia hacia Nora.
La considerarían una abogada sin escrúpulos, o la culparían porque su derrota en el juicio habría provocado la muerte de Rafaela.
Solo que no esperaba que todo sucediera tan rápido. Estas personas con mentalidad antisocial y almas oscuras eran capaces de cualquier cosa.
Evidentemente, debía permanece