Pero todos estos casos recientes juntos le habían enseñado una lección.
Andrea sonrió fríamente: —No es que las personas en posición de fuerza no puedan recibir ayuda legal, sino que en esta sociedad indiferente, muchas víctimas no obtienen un juicio justo, y por eso necesitan más la ayuda de los abogados.
Salvador no respondió, pero su expresión mostraba cierta incomodidad.
Vicente no había dicho una palabra, pero su sonrisa se hacía cada vez más profunda.
Luciana disfrutaba secretamente viendo a Andrea enfrentarse a Salvador.
No dejaba de apretar disimuladamente la mano de José.
El ambiente se volvió incómodo durante unos minutos.
Hasta que el dueño trajo los nuevos platos a la parrilla.
Salvador tomó una brocheta de alitas de pollo y la puso en el plato de Andrea.
—Dejemos este tema. Come más, recuerdo que en la universidad te encantaban.
Andrea no dijo nada. Vicente tomó una alita de pollo picante y la colocó en su plato.
Luego tomó la otra alita de su plato y comenzó a comerla él