Sin embargo, Vicente fingió desinterés.
—Tomar algo tan tarde, ¿no te preocupa engordar?
—No, comeré poco. Lo importante es la conversación.
—¿Ah, ponerse al día con un viejo compañero? Tu compañero no es muy considerado, ¿solo te invita a tomar algo para ponerse al día?
Las palabras de Vicente tenían un tono punzante que Andrea captó perfectamente.
Su expresión se ensombreció un poco.
—Entonces, jefe, ¿también controlas qué como con mis viejos compañeros?
Vicente se dio cuenta de que se había extralimitado.
Inmediatamente fingió indiferencia.
—¿Por qué habría de controlar eso? Solo quería recordarte que ahora eres mi asistente personal. Tengo la mano lesionada y todo me resulta incómodo. No te vayas por mucho tiempo o, si tengo algún problema, te descontaré del sueldo.
—¡Yo...! —Era la primera vez que Andrea pensaba que Vicente podía ser tan irrazonable.
Pero, ¿qué podía hacer? Él era el jefe.
Andrea solo pudo responder mientras se ponía los zapatos.
—Sí, jefe. Volveré pronto.
Dicho e