Mientras veía la silueta de Andrea alejarse, por primera vez tuvo la sensación de que esta vez ella realmente no volvería.Resultaba que, comparado con todas las peleas anteriores llenas de gritos y tensión, esta calma era lo que más inquietud le provocaba.
Andrea llegó frente a Vicente, quien mostraba preocupación en su rostro.
— Vámonos.
Al ver que Andrea parecía estar bien, Vicente finalmente se relajó. Subieron al auto y entraron al estacionamiento subterráneo.
Al ver con sus propios ojos cómo la persona que siempre había dado por sentada ahora se marchaba en el auto de otro, Miguel sintió algo indescriptible.
Apretó el puño con fuerza y golpeó la farola.
La farola quedó intacta, pero la mano de Miguel quedó ensangrentada.
No supo cuánto tiempo pasó antes de regresar torpemente a la mansión.
Al entrar, todo estaba oscuro. Por primera vez, sintió que esa oscuridad era difícil de soportar.
En ese momento recordó que durante años, sin importar cuán tarde llegara, Andrea siempre le deja