¿Solo ella estaba martirizada por su pecado?
Katryna lo dio por hecho sintiendo una punzada en su pecho.
Fue allí donde dio media vuelta y salió del lugar, ya buscaría a Adriano el próximo día, esta noche solo quería... olvidarse de él y dormir por horas.
Apresuró el paso hasta que escuchó unos pasos detrás de ella, giró vislumbrando a un hombre cambiaformas con aspecto aterrador pero increíblemente hermoso y con ojos café casi rojizo que la hicieron dar un paso atrás.
—Tranquila —se apresuró a decir él con voz trémula—, te seguía para asegurarme de que llegaras bien a casa.
— ¿Por qué no llegaría bien? ¿Acaso hay algún peligro que yo desconozco? —preguntó con desconfianza.
El hombre dudo pero dio un paso más hasta ella y Katra se mantuvo firme y alerta.
—Parecías acongojada antes, no quería que nada te perturbara.
Ella contuvo una sonrisa ante sus palabras.
Que dulce.
—Entonces ¿Me acompañas a casa? —preguntó ya más confiada.
El macho le sonrió asintiendo y ambos caminaron juntos en