Capítulo 3 : En las puertas del infierno

Los pies le dolían, su cuerpo se sentía frío como el hielo a su alrededor a pesar de tener la capacidad de mantener su temperatura y la chica que lloraba desconsolada mientras corría en medio del bosque calló de rodillas en algún punto de su huida. La ropa que robó del armario de su madrastra era demasiado delgada, demasiado corta para su cuerpo, así que algunas heridas habían aparecido en sus piernas.

La fría nieve quemó sus sensibles pies, la sensación entre sus piernas también le hicieron difícil caminar. La pobre muchacha lloró desconsolada mientras se dejaba vencer por el dolor. Sus manos se clavaron en la nieve haciéndola notar que sus garras no estaban ahí y pensó que también había imaginado eso.

Su loba no había dicho ni una sola palabra desde que salió de la habitación, su pecho se sentía herido porque sabía que el hombre al que dejó en ese cuarto era su alfa. Pero Melissa se dijo que no debía sentirse de ese modo, ya que él era también el asesino de su padre. Estaba más que segura porque lo vio asesinar a su madrastra.

El recuerdo de esto la hizo gemir más fuerte, su cuerpo se encogió sobre la fría nieve y mientras la chica sentía la fría brisa sobre las húmedas huellas de las lágrimas en sus mejillas, se dio cuenta de que había llegado al final de su camino, al menos por ese día porque su cuerpo se sentía incapaz de moverse una vez más.

Los ojos de Melissa se cerraron, la oscuridad arrebató cualquier dolor de su cuerpo y se prometió ir por ayuda con su prometido. Ella sabía que él podría ayudarla. Además, escuchó a su padre decir que el alfa King era su familiar, así que eso era una ventaja porque el alfa King era el lobo más poderoso de Alaska y seguro podría encontrar al hombre que asesinó a su padre, a su… Su alfa….

— ¿Crees que estará bien? — cuestionó la mujer de capa negra que encontró a la chica tirada en medio de una vereda — ¿Parece estar viva?

Melissa sintió un murmullo justo antes de que alguien tocara su cuerpo, el instinto de supervivencia la hizo abrir sus ojos de golpe. El olor de la humana la hizo tratar de calmarse. El hombre que acompañaba a la mujer la miró extrañado.

— ¿Acaso quiere morir señorita? — el hombre negó tomando del brazo a la extraña mujer — estamos a ocho grados bajo cero, ¿Cuánto lleva ahí?

— Ella luce asustada Gorgy — fue lo que respondió la mujer de la capa negra — deberíamos llevarla al hospital.

La chica a asustada, aun sentada en medio de la nieve, tardó varios minutos en comprender lo que pasaba, así que se puso en pie de un salto para mirar a las dos personas que habían aparecido ante ella.

— Estoy bien, solo… Solo me desmayé, ¿Qué hora es? — dijo con prisas — no necesito ir a un hospital solo necesito saber eso.

— Pero niña estás prácticamente desnuda, porque querrías saber la hora — la mujer habló una vez más — ni siquiera llevas zapatos, ¿Qué sucedió?

—Salí apresurada de…de un lugar—murmuró—¿No me puede decir la hora?

—Son las cuatro de la mañana querida—la mujer suspiró—vamos a un hospital, la ciudad está siendo un caos con todo lo que pasó hace dos días.

—¿Dos días? —Melisa jadeo—¡han pasado dos días!

—Oh, dios niña, cuanto llevas aquí—la mujer parecía incrédula—todo el mundo sabe que ubo un incendio y todos murieron.

Melissa se quedó en silencio, miró el modo más simple que tenía de escapar y simplemente decidió escapar corriendo porque no podía dar explicaciones. Ella no quería contarle a nadie quién era porque sabía que sería peligroso incluso si eran humanos comunes. Después de un par de horas el sol comenzó a salir en el horizonte y al fin , la chica vio las primeras casas de la manada de su prometido.

Ella no sabía si ese hombre era bueno o malo, pero era lo único que tenía porque su madre había muerto hacía ya seis meses. Melissa respiró profundo, limpio el sudor que corría por su frente a pesar de que estaba en pleno invierno y odio a su loba por no querer ayudarla.

El territorio entre manadas era delimitado según la capacidad de correr de los lobos, así que lo que a ella en su forma humana le tomó casi doce horas a un lobo le habría costado tan solo cinco. Ella lloró mientras caminaba mucho más despacio entre las casas. Melissa se sintió ligeramente feliz solo cuando sus pies tocaron el frío pavimento.

No tardó en encontrar la gran casa del alfa, la chica se abrazó a su propio cuerpo antes de llegar al fin a la casa del alfa. Los dos hombres en la entrada la miraron con preocupación. Ella tragó grueso antes de caminar hacia uno de ellos.

— Soy… Soy Melissa Handking — dijo temblando — soy la hija del alfa Handking y mi padre… Mi padre ha sido asesinado, necesito… Necesito ver a mi prometido el hijo del alfa Gabino.

Los hombres se miraron después de escuchar aquellas palabras, uno de ellos negó mientras las piernas de Melissa cedían a causa del cansancio. El guardia más alto la tomó del brazo con brusquedad antes de hablarle con algo parecido a la compasión.

— No sé qué pretende, señora, pero no puede mentir sobre algo tan serio— el hombre la empujó— nuestro alfa fue asesinado por sus ejecutores cuando vino a traer a su hija, ¿Qué es lo que está usted diciendo? — ella tragó grueso — usted es una mentirosa, váyase antes de que esto sea sabido por el alfa King y sea acusada de difamar a la familia.

— ¡No es una mentira! — gritó ella — soy la hija del alfa Handking, nadie ha venido aquí conmigo, mi padre ha sido asesinado ayer en la noche, ¡Exijo ver a mi prometido!

— Usted se ha vuelto loca — gritó uno de los guardias — pero si quiere problemas lo tendrá, si es de la manada del alfa traidor, al menos tendremos algo de venganza.

Melissa no comprendió en ese momento, pero cuando uno de los hombres prácticamente la arrastraron hacia el interior de la mansión. Supo que nada bueno sucedería. Los hombres la empujaron hacia la entrada principal antes de ir por alguien dentro de casa. La primera persona que apareció fue una mujer madura, con la mirada enrojecida, vistiendo un largo vestido negro.

— ¡Que es esto! — gritó— estamos aun llorando a mi esposo asesinado, ¡Que es todo esto!

— Señora soy la hija del alfa Handking — gritó Melissa — mi padre ha sido asesinado y yo…

— ¡Como se atreve esta mujer a decir algo como eso! — la mujer gritó con lágrimas en sus ojos — La hija de ese hombre está aquí, pero sus hombres asesinaron a mi esposo — ella niega — no debería mentir sobre algo tan serio como eso. Su última petición de mi esposo fue cuidarla, fuera de aquí, mentirosa, no sé qué pretende, pero no tengo tiempo para esto — movió su cabeza — sáquenla de aquí.

— ¡No, No! — Melissa se aferró a su vestido— ¡Estoy diciendo la verdad! — grito — ¡Le juro que todo es verdad, porque mentiría!, Porque lo haría.

— No lo sé — la mujer la empujo — pero tampoco me importa.

Melissa lloró aún más cuando sus manos fueron lastimadas contra el pedimento, unos pasos más se escucharon venir hacia ella y vio a su hermana de pie en la puerta con un vestido negro. La chica frunció la seño mientras la otra se puso pálida

— ¡Qué sucede madre!

— ¿Madre?

Melissa murmuró la palabra confundida, se puso en pie con las pocas fuerzas que le quedaban y logró caer a los pies de su hermana antes de que ella pudiera hacer alguna cosa más que preguntarle confundida.

— ¿Qué sucede Raquel? — ella negó — mi padre dijo que habías venido a organizar la ceremonia de boda, porque estas personas dicen que eres la hija mayor de papá — respiró profundo — ¡Sabes que lo asesinaron!, ¡Que haces aquí!

— No sé de qué estás hablando — dijo la chica antes de empujarla — madre esta mujer es una mentirosa — la pateó ligeramente antes de limpiar su vestido — era mi sirvienta, debió pensar que podría conseguir algo si venía aquí, sabe que mi padre mantuvo en secreto mi llegada.

— ¡Mentira! — grito Melissa —tu madre dijo que estabas feliz por mi boda— lloró destrozada — sabes que mataron a tu madre, ¡La asesinaron ante mis ojos!

— No sé de qué estás hablando, eso es imposible — respondió la del vestido negro — pero deberías morir por mentir sobre algo tan serio como esto.

— ¡Sáquenla de mi vista!

Gritó la viuda del alfa, ella tragó cuando dos hombres la sujetaron del brazo para alejarla, Melissa pensó con prisas, no podía dejar que las cosas pasaran así, necesitaba ver a su prometido, así que consiguió liberarse para caer una vez más a los pies de su hermana.

— Lo siento — suplicó mirándola — mi… Mi señora, asesinaron a todos perdón por mentir — vio la sonrisa en el rostro de su hermana — no tengo donde ir, no… No hay nadie que pueda ayudarme, todos han muerto, le prometo que han asesinado a todos, déjeme quedarme por favor…

La chica de negro, sonrío ligeramente, empujó una segunda vez a Melissa, haciéndola caer sobre sus manos una vez más. Ella caminó hacia la viuda del alfa y tomó su mano antes de poner el rostro más entristecido del mundo.

— Madre, no quiero que piensen que soy como mi padre — dijo la desagradecida — , creo que podría salvar a esta pobre chica como el difunto alfa me salvó — la chica miró a Melissa— hagamos que ella cargue la culpa de lo que hizo mi padre, piénselo, debe ser la única loba viva que perteneció a la casa principal, ella era la hija de la sirvienta principal.

Melissa vio como la mujer se movió hacia ella, la tomó del cabello clavando sus uñas en su cuerpo cabelludo y mientras ella lloraba desconsolada la mujer la abofeteó. Melissa tembló ante la mirada malévola de aquella mujer y su hermana.

— Tienes prohibido cambiar muchacha — la empujó una vez más — , tienes prohibido hablar o defenderte, desde ahora eres la perra más baja de esta manada — miró a los guardias— llévenla al área de los empleados, encarguense de que al menos parezca una sirvienta para mi nuera.

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