Capítulo 88: Placentera trampa.
Zefor la soltó y se inclinó, su mano yendo hacia el anillo y… ¡Adalet se agachó más rápido y lo tomó!, la hembra escondió su mano tras su espalda, su rostro rojo de vergüenza.
—¿Qué ocultas? —preguntó él, viéndola de rodillas en el suelo con la mano tras la espalda.
—¡NADA! —gritó con nerviosismo, dejando claro que ocultaba algo.
¡Él la agarró de los brazos con rudeza, atrayendo a la hembra hacia sí mismo!
¡Adalet forcejeo!
—Ah… No… —gritó ella.
¡Puf!
Ese macho la arrinconó contra el suelo, la hembra podía sentir el frío de la tierra húmeda tocando su espalda, todo su cuerpo desnudo, a excepción por la tanga negra que llevaba puesta.
Ese hombre lobo la encimó, la tenía acorralada, la veía con una mezcla de curiosidad, atracción, diversión y por supuesto, un deseo que ya no podía ocultar.
—Déjame Zefor… Ya no quiero… No quiero tener sexo —decía con voz temblorosa Adalet, mientras escondía detrás de ella contra el suelo, la mano que sostenía el anillo.
No tenía idea