—¿Hoy es la segunda noche? —preguntó Llara mientras se sentaba a mi lado, justo en la orilla del río, con las rodillas recogidas y la mirada perdida en el agua que fluía con calma.
—Sí —asentí, lanzando una piedra que rebotó una vez antes de hundirse con un sonido sordo.
—Una vez amé a un hombre así —dijo, riendo con una mezcla de nostalgia y amargura—. Fueron los mejores… y los peores años de mi vida.
—Él no… —me detuve a mitad de la frase, incapaz de encontrar las palabras exactas, atrapada entre la negación y la verdad que no quería nombrar.
—Es malas noticias, Nyra. Siempre termina mal —sentenció con un suspiro largo, como quien ya ha vivido el final muchas veces.
Lancé otra piedra, esta vez con más fuerza. El agua salpicó un poco más lejos.
—Eddy.
—¿Qué?
—Su nombre era Eddy —repitió, y su voz bajó casi a un susurro mientras el recuerdo se le clavaba en el pecho—. En su forma humana era apuesto, sí… pero como lobo… uff. Nunca he visto ninguno igual. Era el lobo más hermoso de tod