Evelyn
Por alguna razón despertar duele.
No físicamente, sino dentro de mí. Como si me arrancaran de un lugar donde todavía era segura, donde no tenía miedo de lo que está por venir.
Pero al mismo tiempo me siento extrañamente ligera, como si el agotamiento se hubiese ido un poco de mi cuerpo.
Abro los ojos lentamente y la primera imagen que veo es su cabello oscuro, revuelto sobre su frente. Leonard está ahí, dormido junto a mí, la cabeza sobre su brazo, los dedos aferrados a los míos como si temiera que desapareciera.
—Leonard… —susurro.
Él reacciona de inmediato, se endereza y sus ojos se clavan en los míos. Hay tanto miedo en ellos… que por un segundo me dan ganas de llorar.
Diosa bendita, nunca penes que alguien podría llegar a amarme de la forma en que él lo hace y aún me cuesta un poco aceptar que me lo merezco y que está bien porque yo lo amo a él con la misma intensidad.
—Lyn —susurra. Me abraza con cuidado, como si tuviera miedo de romperme—. Amor mío, por la diosa, casi me