2° Visita de media noche

-Lo siento Angi...

-¿Dijo que no?

-¿Qué? No, no, tranquila, lo siento, no quería confundirte, es solo que sé que esto debe de estar siendo muy difícil, el tener que buscar una manada diferente a la que has pertenecido toda tu vida...

-Ah, sí, pero intento no pensarlo. Ya suficiente tengo con lo que hizo Alefrick y el llanto de Luana en mi cabeza. Nuestro dolor es tan... Ni siquiera puedo describirlo. 

-En contestación a tu pregunta, el Alfa de mi hermano ha escuchado de ti y confía en mi hermano, así que te da la oportunidad de ir, sin embargo, dijo que sí o sí tendrás que explicarte cuando vayas. Alefrick no le cae precisamente bien, según mi hermano, siempre le pareció un arrogante inútil, así que, si tienes un problema con él, su Alfa seguramente te aceptará. Algo así como "el enemigo de mi enemigo es mi amigo". 

-Pues no tengo nada qué ocultar, ¿pero él mencionó que yo era la Luna de la manada?

-Me dijo que, en palabras de su Alfa, "si le estabas pidiendo asilo a él, implicaba que Alefrick había hecho algo muy estúpido, tú estarías sufriendo, y una pareja herida, necesita su espacio". 

-¿Cómo supo que estaba herida?

-¿Por qué otra razón, la Luna de una manada, pediría irse a otra, si no es porque su compañero le ha fallado? 

-Supongo que es verdad... 

-Podemos ir cuando queramos. 

-¿Podemos? ¿De qué hablas?

-No me quedaré aquí sin ti, me voy contigo, Johan opina igual. Mi hermano nos espera a los tres. 

-Nina, no puedes dejar toda tu vida aquí solo por mí. 

-Puedo y lo haré, porque nada me ata aquí más que tú. Mis padres están con Liam, y solo estábamos aquí porque tú estabas y porque Johan era parte de ésta manada, sin embargo, él siempre fue muy claro conmigo: nació aquí, es la única razón por la cual se quedaba en la manada, así que, si en algún momento deseaba irme a mi antigua manada, solo tenía que decírselo. 

-¿No le molesta?

-Su trabajo puede hacerlo en cualquier lugar siempre y cuando tenga sus herramientas, y no son nada específicas. No te preocupes por nosotros, vamos donde tú vayas. 

Tanto Luana como yo sentimos cómo el pecho se nos aprieta y la garganta se nos cierra con la necesidad de llorar, por lo que tiramos de sus manos y abrazamos a Nina con fuerza, dejándonos ir porque é que puedo hacerlo con ella, que no me tomará por débil por eso, y me descargo tanto como sé que necesito. Creo que pasan casi diez minutos hasta que finalmente me recupero y la suelto, y ella limpia mis lágrimas con sus dedos  mientras me sonríe con suavidad. 

-Ahí está mi lobita, así quiero verte. Y ahora, arriba, vuelve a la casa (que sé que ya te cambiaste de cuarto, casi puedo jurarlo) y ve a dormir, porque mañana, tendrás un día muy difícil. 

-Lo sé, tengo que anunciar mi renuncia ante la manada. 

Nina me guiña el ojo y se va, desapareciendo dentro del bosque al tiempo en que yo misma me dirijo hacia la casa. como sigo sin querer cruzármelo, entro por el mismo árbol por el que salí y, en cuanto estoy en mi cuarto temporal, respiro profundo, intentando despejar la mente. 

-Es bueno que Nina y Shiva vengan con nosotras, la vida sería aburrida sino.

-Estoy de acuerdo, ¿qué sería de ambas sin sus payasadas? 

-Posiblemente nos habríamos metido en menos problemas de jóvenes.

-No mientas, porque nosotras misma propusimos muchas de nuestras locuras. 

-Bueno, no puedo negar eso... Lo de la estampida fue nuestra idea.

-Ni me lo recuerdes. Casi puedo escuchar aún los gritos de nuestra madre resonando en mis oídos a pesar de los años. 

Ambas nos reímos por el recuerdo y me acuesto a dormir, un poco más tranquila ahora que mi loba parece estar un poco mejor, a pesar de lo que acabamos de pasar. Noto su dolor, la tristeza que la embarga, porque no es la única, yo me siento exactamente igual, mas si algo nos ha caracterizado siempre, es que somos fuertes y por eso mismo, es que ambas saldremos adelante. No nos dejaremos caer por esto. 

Sin embargo, han pasado casi dos horas, y aún no podemos dormir, lo que me permite escuchar cómo alguien o algo rasga la puerta del cuarto, sintiendo el aroma conocido de Murdock. ¿Qué demonios?

Curiosa y un tanto aprensiva, me acerco a la hoja de madera cerrada y solo la entreabro un poco, para encontrarme una trompa obscura, que se mete por ese pequeño espacio y empuja con fuerza para poder pasar. El gran cuerpo peludo de Murdock se adentra en el cuarto y me observa con esos ojos dorados, sentándose sobre sus patas traseras y empujando su cabeza contra mi abdomen, como si buscara consuelo. 

-¿Solo eres tú?

-Él está dormido, aproveché para venir.

-No deberías estar aquí, por si despierta. 

-No lo hará, se tomó una pastilla para dormir porque yo lo estaba torturando por lo que hizo. Lo siento, no pude evitarlo, él no me dejó, como tampoco me permitió decírselos. 

-No es tu culpa, tú no hiciste nada. Ninguna está enojada contigo, tú solo eres otra víctima como nosotras. 

Hundo los dedos en el espeso pelaje de su cabeza y rasco con suavidad, agachándome para quedar a su altura. Su lengua lame suavemente mi mejilla un par de veces antes de frotar su trompa contra mí. 

-No quiero que se vayan, pero sé que es lo mejor para ambas.

-No podemos quedarnos aquí, será demasiado doloroso. 

-Lo sé, y por eso no voy a detenerlas, sin embargo, sí que planeo torturar a Alefrick por lo que hizo. Citha, la loba de Thábita es demasiado débil y miedosa, la siento querer correr en cuanto nota mi presencia cerca. 

-Lamento eso.

-Yo también, creo que no todas pueden soportar el peso de tu aura.

-Tú podías, eras perfecta, y él lo fastidió todo.

-Lo hecho hecho está, Dock, ya no hay vuelta atrás. 

-También lo sé. 

-Será mejor que vuelvas a la cama antes de que él se dé cuenta de lo que estás haciendo.

-Preferiría quedarme y dormir la última noche con ustedes, no obstante, soy consciente de que él puede despertar y no es buena idea. 

-No, no lo es. Lo siento...

-No es tu culpa ni de Luana, y como ya no puedo devolver el pasado, les deseo que sean felices. Se lo merecen, las amo. 

-Y nosotras a ti.

Una última lamida en mi rostro y una caricia de su cabeza son su despedida (creo que intentando que no veamos el brillo acuoso de sus ojos), antes de desaparecer su peludo cuerpo castaño por la puerta y dejarnos solas. En cuanto solo somos nosotras, Luana gimotea en mi cabeza y yo debo quitarme las lágrimas que se deslizan por mis mejillas por el momento tan doloroso que acabamos de vivir y vuelvo a la cama, sintiendo el pecho apretado por la tristeza. 

-¿Qué va a ser de nosotras ahora?

-Viviremos nuestra vida, saldremos adelante como siempre lo hemos hecho. Esto no nos va a derrumbar. 

-¿Estás segura?

-Siempre que estemos juntas, podremos con todo. 

Luana suspira dolorosamente en mi cabeza y yo intento dormir, aunque no lo consigo con demasiado éxito. ¿Cómo será mañana? ¿Cómo reaccionarán todos mañana cuando les diga lo que ocurrió? ¿Cuál será su pensamiento y su accionar en cuanto se enteren de que han perdido a su Luna? Va a ser un momento difícil para todos, y temo que se desate un problema mucho mayor del que pueda controlar.

Y eso me da miedo, porque a pesar de todo, amo a ésta manada y no quiero que nadie salga herido por mi culpa...

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo