Momentos antes.

Lyon y Joram fueron hasta el despacho, para hablar en privado, en cuanto entraron el último cerró la puerta.

—¿Qué es tan urgente para que quieras hablar conmigo hoy mismo? —cuestionó Lyon sin ninguna expresión en el rostro.

—Se muy bien que no va a querernos tener en la manada, fuimos cómplices de Radolf y con justa razón nunca podría confiar en nosotros Alfa Lyon —contentó Joram —lo que único que quiero pedirle es que nos permita quedarnos solo hasta que Dilay de a luz a mi cachorra —en el tono de voz era de súplica —ya después de eso si quiere que nos marchemos lo haré sin ningún reclamo…

Lyon lo observó en silencio, aunque había cometido errores, al final había dicho la verdad, un punto para conceder su petición, además ni Dilay ni la cachorra merecían ser exiliadas por una falta de él, la cachorra merecía nacer en una manada, en una familia, ellas no tenían culpa de nada.

—Esta bien, se pueden quedar, pero necesita que me digas una cosa ¿Por qué tú hermano y tú le