Liu:
—Madre se ofende por gusto. Estoy dispuesta a apostar que los nuevos pecchi son de Vik. ¿Los viste Liu?
—Sí, por supuesto, Akuma.
—¡Oh, es que son tan relindos!
Ruedo los ojos.Lo único que falta es que a mi mujer le salgan corazoncitos por los ojos.
—Son exactamente idénticos a él cuando nació.
Ella se acerca a mí, y ya presiento lo que dirá a continuación.
—Mi respuesta es no, Akuma.
—Pero Liu, amor…una niñita…
—Ya dije que no.
—Pero… ¿por qué?
—Pues porque no quiero y punto.
Ella enrojece, me lanza una mirada de puro odio y me da la espalda.
—Vete.
—¡¿Cómo?!
Se mueve, cerca de la puerta, y la abre
—Lárgate de mi habitación o juro por Dios que te mataré.- Sisea, y sé que lo dice en serio. Así que opto por lo más sensato, y me voy.De seguro, habrá alguna otra habitación donde pueda dormir esta noche, hasta que se le pase la perreta.
Pero no me convencerá.
Tengo suficiente con mis dos hijos y no quiero más.
Val:
En el pasillo, me encuentro con mi cuñado.
El viene con cara de poco