Él tenía razón en algo, lo mejor era tenerle miedo. No sólo era un vampiro intimidante, sino que además este parecía saber más cosas de mí que yo misma. Recordaba que había dicho jefe de los vampiros... ¿Estaba poniéndome en peligro? Quizás lo mejor sería huir, huir muy lejos.
—Creo que debería irme —murmuré, intentando ocultar mi pánico.
—Quédate —pidió, serio de repente—. Hablo en serio, no te haré nada, criaturita. Solo... quédate.
Ahora se veía torturado, como si tuviera una gran carga en sus hombros. No pude evitar sentir empatía hacia él, a pesar de que era aterrador, parecía un ser muy solitario.
Me senté tranquilamente sobre una roca, haciéndole un gesto para que se sentase a mi lado.
—¿Quién eres, Donovan Black? —Pregunté, haciendo referencia a algo más profundo.
—Soy un vampiro real —suspiró, sentándose a mi lado luego de pensarlo un segundo—. Algún día, reinaré sobre todos los vampiros. A diferencia de los lobos, nosotros tenemos un solo monarca.
—¡Vaya! Así que debería est