Nathan era sobreprotector, así que lo más probable es que pasara la noche conmigo, atento. Mis ataques de ansiedad eran comunes, mi respiración se alteraba, me hacía daño a veces sin darme cuenta. Y sólo la presencia de mi mate había logrado calmarme, hasta en mis peores momentos.
—Estaba preguntándome sobre un brujo —explicó, con el ceño fruncido.
Elliot estaba molesto, no le gustaba no saber algo sobre mí, noté en ese momento.
Genial, ahora no solo era uno, sino dos lobos sobreprotectores.
—¿Nick? —tanteó Nathan.
—¡Es peligroso! —exclamé—. Carol está en peligro.
—Carol es su mate, conejita. No le hará daño —intentó negar Nate antes de que volviera a alterarme.
—Sacrificios humanos. Hace sacrificios humanos —insistí, haciendo que me soltara para empezar a caminar por la habitación.
—Eleanna...
—¡No! —rugí—. ¡Ustedes no lo entienden! Carol es mi única amiga y está allí, adorándolo, sin saber que está con alguien peligroso. Ella lo ama.
Recordé las palabras del profesor, había dicho qu