—¿Acaso perdiste la cabeza? —exploté, sin importarme en absoluto la mirada de todos los estudiantes sobre mí.
Algunos me miraron más tiempo del debido, pero luego me ignoraron. No era la primera vez que alguien llamaba la atención y yo no era de su interés. Tomé a Carol del brazo, llevándomela hasta un salón desocupado. Necesitaba tener una larga conversación con ella.
Carol se sonrojó, bajando la mirada hasta sus manos. Su cabello cubrió su rostro como si de una cortina se tratase. Estaba avergonzada, pero yo me encontraba tan enfadada, que no pude detenerme a moderar mi tono.
—No puedes ir a su casa. ¿Por qué irías a su casa? —pregunté, un poco histérica.
—Quiere ayudarme con mis clases de física —habló bajito.
Carol era una niña tierna, por lo que no pude mantenerme enfadada por mucho tiempo. Gritarle no serviría, necesitaba usar otra táctica. Tomé una larga respiración, controlando mi genio.
Sí, algo en Nick no me daba una buena espina, pero tampoco podía impedirle estar junto a s