De uno a otro se estuvieron pasando a los mellizos para arrullarlos, ellos mismos se hacían ahh, ahh ahh, así que mientras unos trabajaban en la computadora, otros hacían lo posible por dormir a los niños
— Ahhh... ¿En dónde se apagan estos niños? Mirenlos, están más despiertos que yo, tienen los ojos muy abiertos — Dallán cargaba al pequeño Dominic, el bebé jugueteaba con su chupón, y no parecía tener la intención de dormirse
— Guuuu... Ma...má... — El niño seguía preguntando por su madre
— No soy mamá, soy el tío Dallán, mamá vendrá pronto
— Estate quieto mellizo, estás no son horas para que un bebé de tu edad esté despierto, Donovan, ¿Alguna vez te dejan dormir por la noche estos dos niños? — Preguntaba Alessandro Ferreti, mientras cargaba al travieso Doménico, el niño quería jugar con todo lo que estuviera a su alcance
— Desde que llegaron a mi vida y a la mansión Lombardi, este par de adorables diablillos no me han dejado dormir una sola noche completa, ya saben, pi