— Adoro esta comida. — Aitana se relamió de gusto y Carlo se vio tentado, por centésima vez en la noche, a devorar aquellos labios— ¿Qué es?
— Secreto de Vitto. Él te sirve lo que quiere y jamás va a decirte qué cocinó, pero lo que sea que prepare es exquisito.