93. Encuentro con los Martinucci
Amber
La madera antigua de las escaleras crujió bajo mis pasos mientras bajaba con la bandeja, aprovechando el raro silencio de la casa para organizar mis pensamientos. Pero ese momento fue breve. La puerta principal se abrió con fuerza, revelando a una pareja que exudaba autoridad y sofisticación.
La mujer, alta y elegante, vestía un conjunto Chanel crema que parecía sacado de una revista. El hombre a su lado, impecable en un traje azul oscuro, irradiaba la misma aura de poder; su mirada evaluadora cruzando el vestíbulo. Sentí mi columna endurecerse instintivamente.
"Buenos días," saludé, deteniéndome a mitad de las escaleras.
Apenas tuvieron tiempo de responder antes de que Magnus surgiera del pasillo. Su tono cortés parecía tenso, como si supiera el impacto que tendría esa visita. "Señor y señora Martinucci, buenos días."
Me quedé helada. Los padres de Leonardo. La revelación cayó como una piedra en el estómago. Eran exactamente como los había imaginado: imponentes, exigentes, del