84. Lazos de sangre
Amber
"Apóyame, querida," pidió Nonna Rosa mientras caminábamos hasta el auto. "Estas piernas ya no son las mismas de cuando bailaba tarantela."
"Claro, señora." me dio una palmadita en la mano.
"Ya te dije, nonna. Llámame nonna; al fin y al cabo ahora eres de la familia." La miré por unos segundos, pero no cuestioné.
Magnus nos esperaba junto al vehículo; su sonrisa se ensanchó al ver a la señora.
"¡Magnus, bello!" exclamó. "¡Estás cada día más guapo! Si yo tuviera cuarenta años menos..."
"¡Nonna!" no pude contener la risa, cubriéndome pronto la boca avergonzada.
"No te preocupes," Magnus guiñó. "Siempre intenta seducirme."
"¡Y un día lo consigo!" declaró, entrando en el auto con nuestra ayuda.
"Yo es que no doy abasto, Nonna." habló guiñándome a mí, y me sentí acogida por ese momento de descontracción entre los dos. Leonardo nunca me había dicho que su familia sería así, ¿o será que solo Nonna Rosa era tan divertida?
Después de acomodarnos, sus ojos astutos se volvieron hacia mí, br