52. Banco
Amber
El grito de Bella nos hizo correr a la sala; mi corazón en la garganta. Estaba en el regazo de una de las niñeras, con el dedito alzado y los ojos llenos de lágrimas.
"Lo siento, señora," explicó la mujer rápidamente. "Se pinchó el dedo con uno de los cactus decorativos del balcón."
En cuanto me vio, mi hija se inclinó hacia mí, pidiendo mi consuelo en ese momento. La tomé en mis brazos, calmándola y mirando el dedito alzado.
"Ah, mi amor, ya va a sanar." hablé intentando tranquilizarla.
"Duele..." habló enterrando su carita en mi cabello.
Leonardo se acercó, analizando el pequeño rasguño. "Déjame ver, principessa." Bella extendió el dedo, haciendo pucheros. Besó el lugar lastimado con tanta ternura que sentí la sensación de su cuidado en mi piel. "Listo, sanará rapidito."
"¿Lo prometes, tío Léo?" habló aún mirándolo.
"Claro que lo prometo. Y para que accidentes como este no vuelvan a pasar, removeré todas las plantas que puedan lastimarlos," declaró, ya caminando hacia el balcó