Amber

Cada movimiento era una agonía. Me arrastré por el pasillo, usando la pared como apoyo, guiada por los gritos de los niños. Todo mi cuerpo protestaba, pero el miedo por lo que Peter podría hacer era mayor que cualquier dolor físico.

"¡HAZ QUE ESOS MOLESTOS SE CALLEN!" La voz de Peter retumbaba desde el cuarto de los gemelos.

"Señor, solo están asustados," escuché a la niñera intentando calmar la situación. "Si pudiera..."

"¡TÚ TAMBIÉN CÁLLATE!"

Cuando finalmente llegué a la puerta del cuarto, la escena me heló la sangre. Louis, mi pequeño príncipe valiente, caminaba hacia su padre con los brazos extendidos, como siempre hacía cuando quería que lo cargaran.

"Papá..."

El empujón fue brutal. Mi hijo cayó sentado, sus ojos abiertos de par en par por la sorpresa antes de que el llanto explotara aún más fuerte. Bella se encogió en su rincón, abrazando su osito con fuerza.

Vi la mano de Peter levantarse, lista para caer sobre Louis.

"¡NO!"

No sé de dónde saqué fuerzas, pero me lancé en