—¿QUÉ MIERDA?—Blade gruñó cuando su postura se volvió casi depredadora. Hombros cuadrados, pecho hinchado. Él parecía enfurecido.
—Cálmate, muchacho—Agnes murmuró poniendo los ojos en blanco mientras balanceaba su mano en el aire haciendo que Gin caminara de la nada hacia Agnes con una mirada en blanco en su rostro.
—¿Por qué están ellos aquí?—Blade preguntó