Capítulo sesenta y dos: Mar de emociones.
— Renata.
Ella seguía caminando enfurecida, ignorando por completo que la estaba llamando, ya llevábamos más de una hora caminando y yo seguía sin entender a dónde se dirigía,
— ¿Renata puedes parar? — ya me estaba cansando de seguirla,
— Deja de seguirme Matt.
— ¿Puedes decirme a dónde vas? — esa chica comenzaba a resoplar, hasta que paró por completo sus pasos,
—¿Acaso no es evidente que busco a Dilan? — me dijo con rabia,
— Pues lamento informarte que no creo que lo encuentres.
— ¡Entonces lo buscaré hasta que aparezca estoy demasiado enojada!
Nuevamente, saqué un cigarro, lo encendí y luego de sacarlo de mi boca, volví a prestarle atención al huracán que tenía enfrente,
— Vale, está bien, si tanto quieres encontrarlo te ayudaré.
De nuevo comenzamos a caminar, pude notar como ella se calmaba, gastando energía; a tal grado que ya había vuelto a meter su navaja favorita en su bolsillo.
(En el merendero)
El teléfono de Jesua comenzó a sonar, la llamada e