Capítulo cuarenta: Un momento de dos.
La fiesta llegaba a su fin, luego de muchos juegos, baile; alcohol y de cortar la torta, aún había personas bailando, tome la mano de Matt, lo acerque a mí y de forma seductora le dije al oído,
—Aún te falta una sorpresa, ¿te animas a seguirme?
Él me miró con malicia y asintió, salimos corriendo de ahí hasta el estacionamiento y una vez en el auto pregunto,
— ¿Y ahora qué preciosa? — levante un poco mi vestido negro y él vio que en mi pierna tenía una foto de la cabaña,
—¿Tú qué opinas?
Matt captó el mensaje enseguida,
— No se diga más, vamos a la cabaña.
Fuimos todo el camino a las risas, escuchando música y hablando babosadas, aún faltaba una hora para que amaneciera.
Cuando por fin llegamos a la cabaña, me apresuré a bajar y esta vez fui yo quien vendo sus ojos al bajar del auto,
— Mmm, ¿debería confiar? — murmuró en mi oído mientras terminaba de atar la venda,
— Sí, y no puedes quitarte la venda hasta que yo lo diga—, lo tome de las manos y con cuidado lo