Capítulo ciento veintisiete: La quiero en nuestra vida.
Seguía junto a la cuna de la pequeña, aunque tenía sueño y estaba agotado, no quería separarme de ella.
— ¿Cómo está la niña? — pregunto Jesua mientras entraba en la habitación, se acercó a mí y me beso,
— Está mejor por suerte, duerme más tranquila ahora— le comenté con una leve sonrisa, él me miró a los ojos,
— ¿Qué pasa flaquito, por qué lloras? — me preguntó al notarlo,
Sabía que esperaba una respuesta de mi parte, pero yo no podía decirle lo que sentía…
— Hey amor, cuéntame— insistió al ver mi negativa,
— Lo siento, sé que esto te puede sonar difícil, pero…— las palabras se quedaban atoradas en mi garganta,
—Pero ¿qué? — pronuncio haciendo que lo mirara a los ojos, con ambas manos sobre mis hombros,
— Mañana se la llevarán y yo no quiero perderla— terminé diciéndole y comencé a llorar de nuevo,
Jesua al verme así él me abrazó de inmediato,
— Calma; flaquito, tranquilízate— me pidió mientras me consolaba,
— Sé que nunca hablamos de adoptar, que Fausto es un