Capítulo ciento treinta y seis: Es tiempo.
A la mañana siguiente mi padre me despertó con el desayuno en la habitación como en el pasado, tomé asiento en la cama tomando la bandeja de sus manos,
— Muchas gracias, William, todo se ve delicioso— él se sentó a mi lado alegre, y tomo una taza de café extra en la bandeja,
— Dime, hija mía, ¿qué tienes pensado hacer ahora? — me preguntó con calma,
— Sinceramente, no he pensado en eso aún— lo miré haciendo un gesto con mi rostro y levantando un poco los hombros,
— Fer, ¿por qué no retomas tu carrera como médica? — sugirió repentinamente logrando que lo observase,
— No lo sé padre, ha pasado tanto de eso.
— Patrañas, tu hermano me contó como supiste desenvolverte en emergencias cuando se necesitó ayuda, estoy seguro de que, si te postulas en estudios especiales del país, dado a todo lo que te ocurrió, te recibirías en unos meses— al escucharle sabía que se había tomado el tiempo suficiente para informarse,
— Sí, pero tú sabes que eso no es fácil— le comenté dándole