10. Una noche con el Alfa
Dayleen despertó con los primeros rayos del sol filtrándose por los cristales de agua que formaban parte de la arquitectura viva de la habitación. Nunca había estado en un lugar así, recordando su pasado con Sebastián, jamás la integro en su mansión, con la manada principal.
Incluso cuando le juro amarla, nunca perteneció realmente a él. Incluso, consideraba que prácticamente la escondía. Sus paseos por el bosque, sus noches en la cabaña... Todo estaba fríamente calculado para mantenerla lejos de su papel como Heredero del Alfa. Se preguntaba porqué entonces la declaró su Luna, si finalmente iba a traicionarla.
«Quizás solamente es un sádico que le gustaba burlarse de nosotras», gruñó su loba.
Dió un suspiro largo cuando se percató de su situación: Ahora era oficialmente parte del harém del Alfa Xavier.
Y eso significaba peligro, pero también era una gran oportunidad.
Estaba sola en la habitación, por fortuna. Sentía vergüenza de recordar lo que sucedió, como sucumbió al deseo pese a