Bella…
Me desperté por el teléfono que no paraba de sonar. Gruñí mientras lo agarraba de la mesilla de noche.
¡Ryder! ¡Voy a matarlo!
“Más vale que sea importante o te mato”, amenacé al contestar la llamada.
El idiota se echó a reír. “Oh, hermana, ya veo que aún no eres madrugadora”.
Me pongo boca arriba y cierro los ojos. “¿Qué quieres?”.
“Te he llamado para decirte que Clarence y yo vamos en camino a la mansión del tío Michael”.
“¿Y tenías que llamarme para decirme eso por qué?”. Quiero decir, ya sabía que iban a llevar nuestro puto objetivo de anoche hacia el tío Michael. ¿Por qué tenía que recordármelo?
El idiota se echó a reír. “Solo quería despertarte, ya que tuvimos que levantarnos a las seis de la mañana. Es solo justo que tú también te despiertes ya que son las diez de la mañana”. Sabía que ese pequeño demonio estaba sonriendo y quería ser yo quien le borrara esa sonrisa de la cara.
“¡Ryder Black, voy a quitarte tus bolas en cuanto vuelvas!”. Pude oír las risas de Cla