Capítulo 179 —Sinceros
Narrador:
Renzo bajó del coche impecablemente vestido de negro, como si fuera a un funeral en vez de a ver a un monseñor. El aire fresco de la mañana en Val di Noto olía a higos maduros y piedra húmeda. Empujó la puerta del viejo edificio parroquial y entró sin anunciarse demasiado.
El monseñor Grimaldi lo esperaba sentado en un sillón gastado, con una bufanda gruesa al cuello. Apenas lo vio, frunció el ceño y luego se obligó a sonreír.
—Renzo Santini —murmuró —Siempre tan intempestivo.
Renzo se inclinó un poco, con esa ironía en los labios que no se quitaba ni en misa.
—Monseñor, han pasado años, pero veo que sigue entero. ¿Cómo está de la gota?
El viejo se removió en el sillón, incómodo.
—Tus saludos siempre suenan más a diagnósticos que a cortesía —sonrió —al menos no he empeorado, eso ya es decir mucho a mi edad, gracias por preguntar.
Renzo sonrió apenas.
—Soy hombre práctico, usted lo sabe. Pero también hombre agradecido. Todavía recuerdo cuando mi madre me