Capítulo 67. Ruinas malditas.
Estaba seguro que todas las veces que se besaron a escondidas no era otra cosa que una aventura para la loba, un simple disfrute físico y nada más profundo o que involucrara algún sentimiento.
Su oso chasqueó los dientes, aunque no esperaba que ella saliera corriendo a buscarlo si había tenido la ilusión de que por lo menos se quejara de su partida, aunque lo llamara irresponsable o desertor.
— No pongas esa cara Birgrem…
dijo Hyllen viendo al oso fruncir el ceño.
— … las hembras caprichosas son así, solo cuando pierden al macho que las estaba persiguiendo se arrepienten de no haberlo aceptado.
— Es verdad…
concedió el oso.
— … solo creo que a ella nunca le importó que la persiguiera.
Los cazadores guardaron silencio, en ese punto lamentablemente todos estaban de acuerdo, después de todo Zinnia no se cansaba de dejar muy en claro que no eran nada y nunca serían algo.
El camino hacia la base en la frontera les tomaría una semana, dos días después Birgrem estaba de