Capítulo 43. Con sabor a miel.
Birgrem terminó de reír, recordaba claramente el día que despertó y se encontró de regreso en sus ruinas y al puma muy molesto por qué no había encontrado nada que robar.
— ¿Viniste a robar algo?
— ¡Argh! estabas muerto, cuantas veces debo explicarlo, además eras un miserable no tenías ni una moneda de cobre, ¿Por qué sigues insistiendo en eso, no tenías nada que pudiera robarte?
— Jajaja, eso es verdad, lo preguntó...
dijo Birgrem mirando con ojos brillantes al puma.
— ... porque ahora sí tengo algo, ¿Quieres robarlo, te lo debo después de todo?
— ¡aghhhh! olvídalo, posiblemente sea alguna cosa inútil y te reíras de mí durante siglos.
Jinx se acercó al caballo y éste le mostró los dientes con toda la intención de morderlo, el puma lo ignoró por completo y mientras le daba unos golpecitos en el hocico, esquivando sus dentelladas bajo la voz hasta convertirla en un susurro y dijo:
— No les digas quién soy, ni eso... ya sabes...
Birgrem levantó la ceja y puso un