Me lanzo hacia allá y tomo el teléfono. Entonces veo un cadáver cerca; se trata de Franco, el policía. Tiene una herida de bala en la cabeza y mira sin ver hacia la carpa. Claro, no trae pistola porque no estaba de servicio, el pobre no tuvo oportunidad. No veo cerca a su esposa, pero espero que esté bien. Corro de vuelta hacia donde está papá mientras marco el número de emergencias.
Estoy a dos pasos de papá cuando alguien se me avienta encima y me manda a volar hasta colisionar con una mesa. Escucho el sonido del arreglo florar al caer y romperse y entonces siento que se me corta la respiración. M*****a sea, definitivamente hoy no es mi día. Aspiro una bocanada de aire antes de ver que alguien me apunta con un arma.
Justo en la cara. Tenemos al ganador que matará a Dinaí. Al menos moriré junto con papá.
—No más refuerzos —el tipo que me tacleó es un joven de mi edad de cabello oscuro, ojos azules y una nariz delgada, tiene varias pecas casi invisibles en la nariz —, perra.
Cierro los