Mundo ficciónIniciar sesiónCapítulo 42: Sombras largas
La mañana siguiente amaneció despejada, con ese sol brillante que parece prometer que todo va a estar bien. En la cocina, Alejandra preparaba café mientras Matías sostenía al bebé en brazos. Jugaba con él, haciendo muecas exageradas que provocaban carcajadas suaves, contagiosas. El sonido de la risa del pequeño llenaba la casa como un canto de esperanza. Por un momento, todo parecía perfecto. En equilibrio. En paz.
Alejandra observó la escena desde la encimera, con la taza aún humeante en las manos. Sintió una ternura tan inmensa que le apretó el pecho. Pensó que esa era la vida que siempre había querido, la que nunca había creído merecer. Y sin embargo, ahí estaba.
Pero la calma, a veces, es solo la antesala de la tormenta.
El timbre sonó de forma







