Mundo ficciónIniciar sesiónCapítulo 35: Lo que llega con la madrugada
La madrugada volvió a encontrar a Alejandra despierta, sentada en la cama con la espalda arqueada hacia adelante y los ojos fijos en la nada. Pero esta vez no temblaba por miedo. No. Esta vez, el temblor era de certeza. De esa convicción profunda que se siente en los huesos, en el vientre, en la piel: había llegado el momento.
—Matías —dijo, su voz clara, firme, distinta a las veces anteriores.
Él abrió los ojos al instante. No hubo confusión ni quejas somnolientas. Solo un parpadeo lento y una frase cargada de resignación divertida:
—¿Otra vez?
Alejandra soltó una risa entrecortada, esa que solo aparece cuando las lágrimas y la risa caminan de la mano.







