Ava enfocó la cámara en Ethan, quien besaba a Sylvia sin pudor en el centro de la pista; él cerraba los ojos, totalmente entregado.
Apenas entonces recordé que, cuando hicimos el amor ayer, ni siquiera nos besamos. Quise hacerlo, con el corazón en la boca, pero él apartó el rostro.
—Lo siento, no me gusta besar; la saliva me da asco.
Y yo le creí.
Pero ahora podía besarse con Sylvia en público, como si nada. No es que no le gustara besar… simplemente no quería besarme a mí.
Al verlos en la pantalla, sentí mil agujas clavarse en mi pecho; el dolor me dejó sin aire.
Por la tarde le había dicho a mi hermanastro que quería conquistar a Sylvia, y, por la noche, ya estaba con ella.
Así es Ethan: desde niño consigue todo lo que quiere.
Cuando el baile comenzó oficialmente, invitó a Sylvia sin esfuerzo a bailar la primera canción.
Giraron en el centro del salón, y nadie podía negar que era un cuadro perfecto.
Todos los admiraban.
Solo yo lloraba.
Al terminar la pieza, Ethan y Sylvia juntaron la frente. Sus labios se acercaron una vez más y, entre vítores, volvieron a besarse.
Lloré hasta que los ojos me ardieron, hasta que no quedó ni una lágrima.
—Cynthia, sé que estás destrozada. Te mostré esto para que despiertes —dijo Ava—. Deja de seguir a Ethan. No merece tu cariño; debes vivir tu propia vida.
—Lo sé —respondí con la voz ronca y la garganta seca.
Todos estos años fui una tonta, cegada por las falsas atenciones de Ethan; amé a alguien que nunca me amó.
—¡Es un patán! Sabe que lo quieres, disfruta de tus atenciones y finge ignorarlo. Míralo: te deja y enseguida está con otra.
Todos lo vieron claro; solo yo seguía atrapada en la ilusión de que él también me quería.
—Tranquila, Ava. Ya no lo seguiré. Tampoco volveré a rebajarme por él. He decidido retirar mi solicitud a Caltech y postular al MIT, mi verdadero sueño.
Para no flaquear, abrí la computadora y envié el retiro. De un tirón completé la solicitud de ingreso al MIT.
Ava se puso feliz; siempre creyó que postular a Caltech era desaprovechar mi talento.
En cambio, Ethan, con sus calificaciones de Ethan, apenas podía aspirar a Caltech.
Me dijo que no quería separarse de mí, que esperaba que eligiera su misma universidad.
Yo interpreté aquello como una señal y, encantada, marqué la misma opción.
Ahora entiendo que lo único que buscaba era no perder a su seguidora incondicional.
Pero Ethan ya está con Sylvia. Y yo ya no tengo motivos para escoger la misma universidad.
De hecho, si después de lo ocurrido hoy siguiera pegada a él sin pudor… hasta yo misma me despreciaría.
Lo único que deseo es poner la mayor distancia posible entre nosotros y no verlo nunca más.
No voy a seguir persiguiendo a Ethan.
Perseguiré mis propios sueños.